Hoy caí medio de casualidad en esta perla de canción que ya me tocó la fibra cuando salió la película:
y me encontré a mi misma gritando a pleno pulmón aquello de
I'm not scared to be seen / I make no apologies,
THIS IS ME
Y me di cuenta de cuánto he caminado este camino en los últimos ¿días? ¿semanas?
Realmente empiezo a sentirme, a pesar de aterrorizada, llena de orgullo de ser lo que soy, de ganas de ser completamente verdadera a la hora de gritar que no tengo miedo a ser vista, pero sin duda con la profunda convicción de que no le debo disculpas a nadie por ser quien soy.
En dos días tengo cita en la unidad de género para tener la primera entrevista de cara a poner opciones encima de la mesa para lo que gustan tanto de llamar ahora "afirmación de género".
¡HOS-TIAS EL VÉRTIGO!
De nuevo las palabras se atragantan en mis dedos tratando de escribirlo, de dejar constancia en un cuaderno de bitácora, para volver aquí en algún tiempo y encontrarme con esta yo de ahora, y para bien o para mal, compararme con la yo de ese futuro.
Pero los nervios me pueden, todo lo que siento se arremolina y trata de salir en tropel sin orden ni forma, sólo para después arrepentirse a medio camino, darle a la tecla de borrar, y pararme en círculos a cada párrafo.
El miedo es grande. El salto, aún más. Me excuso y me defiendo en la idea de que esto es un paso necesario para poner opciones delante de la mesa, aprender de primera mano qué se puede, qué no, qué cómo, y qué dónde. Y la idea es tener toda esa información delante para entonces respirar y decidir si quiero saltar al vacío o no, y a qué tipo de vacío quiero saltar.
Y, su puta madre el tsunami de información...
Hormonas, el puto jaleo de las hormonas, ¿sí? ¿no? ¿gñe?
Cirugías... ¿cuáles? Si a estas alturas creo saber más sobre todas las opciones que existen que cualquier médico con quien hable.
Cuántas opciones y cada cual más peligrosa, algunas con vuelta atrás, otras sin, ninguna idea clara. Todo son ideales y castillos en el aire que dan un miedo horroroso.
Entre tanto, reconectando con mi compañera de viaje, abriéndonos más y más a esta historia realidad, pero a la vez volviendo a nuestra esencia, la única que puede salvarnos y llevarnos de la mano hacia delante.
Y esa reconexión me da una confianza que no creía tener. Una seguridad en mí misma que creía casi olvidada por la que todo es posible, donde no hay caminos equivocados, y que me recuerda que "si me hace feliz, no puede ser tan malo".
Y con esa confianza, esas alas. Esa capacidad de superación, de decir BASTA en mayúsculas al miedo, a vivir encerrada en este terror por ser quien soy. Esas alas que de repente me vuelven loca y me hacen comprarme ropa y salir a la calle sintiéndome un poco más cerca de ser yo, y que le joda a quien lo vea y levante una deja en desaprovación.
Porque yo no le debo excusas a nadie.
Porque esta soy yo.
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